Es el, mi odiadamente amado Transmilenio. ¿Cómo podría yo vivir sin ti?...si por mis lares no existen rutas donde las busetas me dejen cerca a mi lugar de destino, si mi presupuesto de estudiante no me permite ahorrar para comprarme aunque sea una cicla, si por mas que quiera dejarte...estas tú obligandome a quererte contra mis principios monetarios. Alegando yo, que tu tarifa de cobro es absurdamente cara e inventada y tu servicio de cultura es menos eficaz que intentar hacer hablar a un tartamudo con un sordomudo.
Cada mañana, cada tarde y cada noche de la semana (lunes a viernes y sabados cuando me toca hacer algo por la caracas), lucho contra mi competencia, y ojalá no me quiten la silla donde voy a sentarme, y ojalá no hayan viejitas cacrecas haciendose las enfermas para que les seda mi puesto querido, y ojalá no hayan sucios manoseadores intentando traisionarte.Pero que vá, esa mano de plaga es a la que tu aceptas, la que hasta a veces prefieres por encima mio y me dejas sin servicio esperandote a veces hasta veinte minutos para ver si al menos llegas a consolarme y me acerques a mi casa para desahogarme de un día pichito.
Pero no importa, esos defecticos yo te los perdono, siempre y cuando me lleves rápido a mi destino. Te odio desgraciado, pero ¿ya ves como te haces querer?

Posdata: No dudes tampoco, que si tuviera la posibilidad de irme hasta en monopatín a donde tenga que ir lo haría. Porque el amor ciego existe, pero yo tampoco soy pendeja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario